Esa ha sido
sin lugar a dudas la espléndida trayectoria del café. Pasando desde los Emiratos Árabes, por el viejo continente europeo, hasta llegar luego a la
américa y de ahí seguir su rumbo incansable sin detenerse.
Su culturización se
ha debido a la influencia de éste en los artistas, sabios e intelectuales más
antiguos, destacados e importantes de todo el mundo. De alguna manera, esto
último fue lo que le abrió paso en el mundo de los negocios, aunque resulte un
tanto irónico.
La apertura
del primer café en el mundo que se llevó a cabo por supuesto en Italia, fue un
suceso revolucionario que lleno de conmoción a todos los amantes del café e
incentivó el interés de los negociantes y empresarios de aquellas épocas. Claro
que todo ha cambiado desde entonces, pero sin embargo este sigue siendo un
excelente plan para invertir ideas, tiempo y dinero que cautiva a más de un
empresario o emprendedor.
Lo que se necesita para iniciar un café
Si se
quiere iniciar un negocio con el café, ya sea una cafetería o algo similar,
antes de cualquier acción lo primero que debe hacerse es informarse bien sobre
todo lo relacionado con este tema, pues es algo que tiene siglos y siglos de
historia. Eso también ayudará a elegir lo más adecuado para ofrecer un buen
servicio a la clientela.
Después de
haber realizado el estudio necesario, los aspectos básicos que amerita este
negocio son:
·
Crear un plan de finanzas,
analizando al mismo tiempo las cosas negativas y las cosas positivas de la
ubicación geográfica donde se esté. La estrategia clave de estos planes es
básicamente concretar la idea de cómo se manejará el negocio a nivel económico.
·
Elegir el sitio más apto para la
localización precisa del café, donde pueda ser concurrido por cualquier tipo de
público.
·
Tener estrategia de publicidad y
mercadeo, teniendo en cuenta que actualmente los amantes del café son más
jóvenes cada vez, lanzar campañas de venta por redes sociales ayudaría en gran
manera la producción ventas.
·
Conseguir una financiación o préstamo
por algún banco, inversionista, incluso la familia, hasta que el negocio sea
estable y por supuesto rentable.
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